lunes, 11 de abril de 2016

El juicio del siglo: "American Crime Story"

Todos los que a mediados de la década de los 90 cenábamos frente al televisor a la hora del Telediario recordamos el juicio contra O.J. Simpson a pesar de que pocos conocíamos los logros deportivos que años atrás habían convertido a este en uno de los mayores iconos para la comunidad afroamericana del finales del siglo XX. Ahora, veinte años después, Ryan Murphy, creador de series como “American Horror Story” o “Glee” nos mete de nuevo en los pormenores de aquel juicio que supuso un antes y un después para la sociedad norteamericana y para la visión que esta tenía del problema racial, de la figura de la mujer y del nuevo papel del periodismo y los medios de comunicación.


En junio de 1994, los cadáveres de Nicole Brown y su amigo Ronald Goldman fueron hallados en la vivienda que ella tenía en un lujoso barrio de las afueras de Los Ángeles. Todas las pruebas apuntaban a O.J. Simpson, ex marido de Nicole y antigua estrella del fútbol americano quien en un ataque de celos había decapitado a su ex y apuñalado hasta la muerte al que creía que era su nuevo amante. Al verse acorralado, O.J. decide huir en su Ford Bronco con su amigo Al Cowlings al volante en una de las fugas más delirantes de la historia de los Estados Unidos y que fue retransmitida en directo por todas las cadenas norteamericanas y por ende, de medio mundo. Tras ser convencido por su amigo Robert Kardashian de entregarse a la policía, se enfrentará a uno de los juicios más mediáticos de la historia. Juicio que se prolongó durante casi un año y que se convirtió en asunto de estado y en el único tema de conversación de la sociedad del momento.

Uno de los aspectos que mejor refleja la serie es la tensión racial que aún se sentía en las calles de Estados Unidos. La comunidad negra, haciendo caso omiso a las pruebas, se negada a dejar caer a su ídolo. Algo que el abogado defensor Johnnie Cochran supo utilizar muy inteligentemente a su favor convirtiendo el juicio por asesinato en un proceso judicial contra un negro, o mejor dicho contra una raza entera que llevaba décadas y siglos sufriendo la opresión de la sociedad absolutamente racista. Ya no importaba si O.J. era inocente o culpable (en realidad todo el mundo sabía que él era lo segundo), lo importante realmente era si el jurado popular iba a ser capaz de condenar a un negro o no. Jurado que previamente había sido cuidadosamente elegido por el equipo de abogados defensor para que contuviera el mayor número posible de afroamericanos sabiendo el apoyo incondicional de estos hacia su ídolo. Tampoco ayudó la racista policía de Los Ángeles encabezada por la figura del detective Mark Fuhrman que fue uno de los primeros en llegar a la escena del crimen y que encontró sangre de Nicole en la camioneta de O.J. Argumento que el jurado obvió al descubrir que este había mentido bajo juramento asegurando que nunca había proferido insultos racista cuando unas grabaciones demostraron justo lo contrario.

Este juicio televisado también sirvió para otorgar a los medios de comunicación un papel hasta entonces desconocido en la década de los 90. Si hasta entonces los periodistas tenían meramente el papel de informar, la mediatización de todos y cada uno de los aspectos alrededor de los protagonistas del juicio otorgó a estos el poder de actuar como un juez más. Y quien más perjudicado salió de tal juicio mediático fue la fiscal Marcia Clark quien vio, simplemente por el hecho de ser una mujer en un puesto de poder como cada uno de sus movimientos durante el juicio (y también de su pasado) eran analizados y escrutados con sangrienta crueldad.


Todo el diseño de producción recrea de una manera maravillosa la década de los 90. Toda la tecnología y el vestuario de la época están medidos al detalle. Incluso el montaje, los rótulos o el uso de la cámara parecen sacados de aquellos años. Pero por si algo destaca “The People vs O.J. Simpson” en todos y cada uno de los 10 capítulos que componen esta temporada es por acierto a la hora de elegir el reparto. Una inmensa Sarah Paulson (si su exquisita interpretación de la fiscal Marcia Clark no le da su tan merecido EMMY quizás debería pensar en dejar de intentarlo) que no se achanta ante el reparto masculino encabezado por Cuba Gooding Junior, John Travolta y Courtney Vance, interpretando al propio O.J. y dos de sus abogados Robert Saphiro y Johnnie Cochran respectivamente. Aunque si alguien ha conseguido convencerme, ese es David Schwimmer quien cumple con creces la tarea de olvidar al Ross Geller de “Friends” interpretando a Robert Kardashian, amigo personal y abogado del acusado (además de ser el patriarca de una de las familias más deleznables mediáticas de la sociedad norteamericana quienes, por cierto, también aparecen en algún capítulo), que refleja a la perfección cómo este va perdiendo poco a poco la confianza ciega que había depositado en su amigo al ver que todas las pruebas apuntan en su contra.


Altamente recomendable esta primera temporada de “American Crime Story” que el año que viene, como viene siendo habitual en este tipo de proyectos, cambiará totalmente de temática. Vaticinamos amplia presencia en la próxima temporada de premios.


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